jueves, 9 de enero de 2014

Haz balance del año. Hazlo.

¡Hola a todos y feliz año nuevo, con un poco de retraso!

En 2013 volví a repetir el experimento (ya, tradición) del año pasado: colorear cada día del calendario en función del estado de ánimo con el que terminaba cada día. Los colores en esta ocasión, fueron:

  • Rojo: para los días buenos (o los normales).
  • Azul: para los días malos.
  • Gris: para los días muy malos, casi dramáticos.

Así pues, este ha sido mi año 2013:

Las principales conclusiones que saco son:

  • De nuevo, no ha habido días grises. Eso ya hace que sea un buen año. Eso sí, este año he tenido la sensación de pasar de puntillas entre los muchos dramas que han afectado a varios amigos míos. Virgensica, que me quede como estoy.
  • De los 365 días del año, 66 han sido malos y 299 buenos. Eso supone un 18% de días malos del año, es decir, 5,5 días malos al mes.
  • El periodo más largo de días buenos ininterrumpidos fue desde el 4 de agosto hasta el 1 de septiembre, 29 días.
  • El mes con más días malos ha sido junio, con 9 días, casi un tercio del mes. Una ciclogénesis de causas personales hizo que fuera un mes difícil.
  • Igualmente, en junio se da el único período del mayor número de días malos consecutivos: 3.
  • Los días de la semana con más días malos han sido los martes y los miércoles, con 12 días cada uno. Intuyo que el motivo se debe a que en mi ex-trabajo las cosas iban a peor, y me costaba arrancar la semana.
  • Sigo sin ser un gran fan de los fines de semana, porque hay 10 sábados y 10 domingos malos (frente a 11 y 14, respectivamente, en 2012), con dos fines de semana completos malos (igual que en 2012).

Comparando este año con el año pasado, saco varias conclusiones:

  • ¿Ha sido 2013 un mejor año, si ha habido menos días malos que en 2012? Pues no sabría decirlo. Empecé el año teniendo cierto trabajo, viviendo en cierto piso, etc. y ahora han cambiado todas esas variables. Quizá el final del año me ha dejado un regusto amargo, especialmente en lo laboral.
  • Junio ha sido, comparativamente, el peor mes en 2012 y 2013. Dejémoslo en que el solsticio de verano me afecta.
  • Los días malos han estado más repartidos durante 2013. Por eso, pese a haber sido un mejor año, la sensación de desilusión ha estado más extendida.
  • Mi gran error: no me marqué apenas objetivos, y eso es algo que he arrastrado durante todo el año con una sensación de ser arrastrado por el destino. Así que en este 2014, ya me estoy planteando nuevos objetivos.

En conclusión, 2013 ha sido un buen año, pero siento que no he tenido las riendas completamente, y echo de menos las veces en que no me he preocupado por el futuro. La desesperanzadora actualidad política y social de España hace muy difícil apuntalar los sueños que no hace demasiado aún tenía. ¿Qué será de este 2014? Pues a verlas venir.

2 comentarios:

  1. Te felicito: porque el año no ha sido malo en absoluto y porque "tienes cojones" (perdón) para realizar este tipo de autoevaluación. Supongo que es muy beneficiosa, pero yo soy incapaz de hacerla; por eso la admiro. Salud(os), amigo Oli.

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    1. Cuando empecé a hacer esto el año pasado, no sabía qué efecto podría tener hacerlo. Si bien a veces es complicado valorar cada día "como se merece", el lado positivo es que, precisamente, ante la duda intento tirar de optimismo y pensar que el día no ha estado tan mal.

      Fue un amigo el que me contó esta técnica. No creo que él lo esté haciendo, pero él me lo contó a mí, y yo sí que empecé a hacerlo. A lo mejor no sirve de mucho, pero será interesante ver la evolución durante algún año más, hasta que me canse.

      ¡Un saludo!


      OLI I7O

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