Hace 20 años, en 1993, se estrenó en EE.UU. la película que marcó mi vida de adolescente y en adelante: "Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton", dirigida por Henry Selick. Esta obra maestra tardó cuatro años en completarse. Es decir, que si "Batman"
se estrenó en 1989, lo primero que hizo Tim al cosechar el éxito de
aquella fue ponerse manos a la obra con "Pesadilla antes de Navidad". Ojito.
En España aún tuvimos que esperar un año para verla, porque era la época en que los blockbusters de la resurgida Disney se estrenaban en EE.UU. en verano, y en España en Navidad ("La Sirenita", "La Bella y la Bestia"...) Esta película, además, se estrenó en Halloween, y aunque hubieran puesto a funcionar la maquinaria logística para estrenarla un mes y medio después en el extranjero, lo cierto es que había mucha desconfianza antes de estrenarla.
Lógico. Poneos en situación: ¿cómo podrían ser los resultados de taquilla de un musical de animación fotograma a fotograma, que retrata un macabro universo, donde el icono Santa Claus es secuestrado y sometido a vejaciones? Disney no quiso arriesgarse con un gran estreno nacional (no digamos ya mundial), y la película fue estrenada en unas pocas salas, hasta que se produjo el inesperado bum.
Resultó que la película funcionó en taquilla y tuvo una gran repercusión cultural. Y de qué manera. Hordas de chavales, hoy día, siguen exhibiendo sudaderas negras con la calavera de Jack Skellington, colocándola casi al mismo nivel que otras tan icónicas como la del Che o la de The Ramones. Tan solo basta darse un paseo por Plaza de España un domingo por la tarde para ver a chicos que nunca han pagado en pesetas, pero que ya han hecho suyos estos símbolos.
En mi caso, antes incluso de ver la película en cine (estrenada junto con los cortos "Frankenweenie" y "Vincent"), pasé casi un año muriéndome por verla. Cuando por fin sucedió, fui absorbido inexorablemente hacia su universo, como el propio Jack cayendo hacia la espiral del mundo de la Navidad.
Mi Skellingtonmanía también generó hambre de iconos, que mi imaginación sació con los medios de que disponíamos en los 90: me disfracé de Jack en Carnaval, memoricé cada frase de la película, conocí cada nota de la injustamente no oscarizada banda sonora de Danny Elfman, llegué a coleccionar VHSs de la peli en diversos idiomas, me hice una gorra, me serigrafié una camiseta... Al menos una vez al mes, durante años, tenía algún tipo de contacto cultural con la película.
Años después, el destino me volvió a acercar de forma directa con "Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton". Era 2007, el casi-año que viví en Nueva York. La película se reestrenaba en 3D en unas pocas salas. Unos pocos nostálgicos, frikis y curiosos por el 3D nos acercamos allí. Era la primera vez que veía una peli en 3D, y justo tenía que ser esta. La verdad sea dicha, se notaba que no era una película concebida en 3D, y había algunos cortes demasiado evidentes entre distintos planos de profundidad, pero ¿qué importaba? Estaba de nuevo en una butaca de cine, viendo la película que ha marcado mi vida.
Y tu sobri vio un poco el otro día, por "culpa" de su prima y pese a mi total desacuerdo, y está entre fascinada y atemorizada...
ResponderEliminarCo.