miércoles, 2 de mayo de 2012

Ósmosis neuronal

¿Por qué somos capaces de adaptarnos a las situaciones, por muy extremas que estas sean? Por la ósmosis neuronal, un término que no creo que hayáis escuchado nunca, porque me lo acabo de inventar.

La ósmosis, en un sentido muy amplio de la palabra, es la tendencia al equilibrio de dos medios diferentes en contacto. Por ejemplo, cuando nos bañamos demasiado tiempo, la piel se nos arruga, porque esta tiende a equilibrar la sobreabundancia de agua fuera de nuestro cuerpo.

Así mismo, cuando tenemos las manos frías y agarramos una taza caliente, estas se calientan por contacto con la taza, a la vez que esta (aunque sea de forma imperceptible), se enfriará recíprocamente.


Con el cerebro humano es igual: está en contacto con TODO, desde la percepción que nos ofrecen nuestros sentidos, hasta el entorno o las circunstancias meteorológicas. Y, al estar en contacto con todo, tiende a dar lo que al entorno le falta, a la vez que toma de este lo que le sobra.

Esta adaptación es siempre acumulativa, exenta de resistencia. Si vamos a un país donde se habla un exótico idioma, puede que con el tiempo nuestro cerebro aprenda a hablarlo. Si nos secuestran durante años, puede que acabemos enamorándonos de nuestros captores (pdf). Si pasamos doce horas diarias escuchando reggaeton, acabará gustándonos. La supervivencia, amigos, se impone.

Esta adaptación, sin embargo, lleva tiempo. Además, el instinto de supervivencia hace que siempre juegue a nuestro favor. Incluso lo que consideramos "malo" no es más que la consecuencia de una interpretación errónea. Tenemos el caso extremo, por ejemplo, del niño maltratado y humillado que de mayor es un psicópata; su cerebro adulto no ha hecho más que encontrar el deleite en la violencia experimentada durante la infancia.

No existe "el bien" o "el mal". Todos los cerebros funcionan igual, solo que la estimulación es diferente desde el día que nace cada individuo. Por eso tenemos que estar atentos a los estímulos a los que nos exponemos. Aunque, realmente, da igual, porque ahora mismo estamos en contacto con todos los estímulos.

Todo está en contacto con todo: yo estoy en contacto con este sofá caliente, que a su vez está en contacto con una pared fría, que a su vez está en contacto con la noche oscura, que a su vez está en contacto con la luz radiante del sol al otro lado de la Tierra, que a su vez está en contacto con el vacío del espacio... Cada ósmosis nos lleva a otra, pero todas empiezan, o terminan, en nuestro cerebro.